La política, como el arte de influir en las masas, no siempre actúa de forma directa. A veces, los cambios más significativos en la sociedad llegan de manera gradual, casi imperceptible. Un concepto clave para entender este fenómeno es la Ventana de Overton, una teoría sobre cómo las ideas, inicialmente consideradas inaceptables, pueden volverse aceptables e incluso deseables a lo largo del tiempo.

Curiosamente, este concepto puede explicarse con un ejemplo que mi abuelo solía aplicar en su cocina: “engañar a los caracoles”. Antes de preparar una caracolada, colocaba los caracoles vivos en agua templada. A medida que subía la temperatura del agua de forma gradual, los caracoles permanecían tranquilos, sin darse cuenta del peligro inminente. Solo cuando ya era demasiado tarde, el agua hervía y ellos sucumbían sin haber intentado escapar. Así, el proceso se completaba sin sobresaltos.

Este proceso de “engañar a los caracoles” es, esencialmente, el mecanismo de la Ventana de Overton aplicado en la política. Aquí exploraremos cómo funciona esta teoría y por qué se asemeja tanto a la caracolada de mi abuelo.

¿Qué es la Ventana de Overton?

La Ventana de Overton, desarrollada por el politólogo Joseph P. Overton, describe cómo las ideas políticas y sociales pasan de ser impensables a aceptables y, finalmente, a dominantes. Según esta teoría, cualquier idea puede transitar por las siguientes etapas:

  1. Impensable: La sociedad no acepta ni siquiera discutir la idea.
  2. Radical: Comienza a mencionarse como una posibilidad extrema.
  3. Aceptable: Se debate públicamente como algo razonable.
  4. Popular: Gana aceptación general.
  5. Política Pública: Se implementa como norma o ley.

Los políticos y líderes de opinión pueden usar esta ventana para introducir ideas controvertidas de manera gradual, evitando la resistencia inicial de la sociedad.

¿Cómo se “engaña” al ciudadano?

El paralelismo entre la Ventana de Overton y la caracolada de mi abuelo es sencillo: si hubieran lanzado a los caracoles directamente al agua hirviendo, habrían reaccionado de inmediato, buscando escapar. De forma similar, si a la sociedad se le presentara una idea radical de golpe, el rechazo sería inmediato. Sin embargo, cuando se introduce la idea de forma progresiva, la resistencia disminuye y las personas aceptan el cambio sin percibir el peligro o las implicaciones.

Por ejemplo, una propuesta inicialmente considerada escandalosa puede empezar con una simple mención en los medios, presentada como algo que ocurre en otra parte del mundo. Más tarde, se abre el debate público, planteándola como una opción, y se normaliza a través de la cultura popular y la repetición. Finalmente, se implementa como norma sin generar mayor oposición.

Ejemplos de la Ventana de Overton en la Política

  1. Legalización de sustancias prohibidas: Lo que antes era impensable ha pasado a ser debatido, aceptado y finalmente legislado en algunos países.
  2. Reformas sociales y culturales: Cambios en derechos civiles, matrimonio igualitario o adopción por parte de parejas del mismo sexo han seguido un proceso similar en muchos países.
  3. Austeridad económica: Medidas que inicialmente habrían generado protestas masivas fueron introducidas gradualmente como “necesarias”.

Reflexión Final: ¿Estamos Todos en el Agua Templada?

La Ventana de Overton nos recuerda que no todos los cambios en la sociedad son espontáneos o naturales. Muchos de ellos son cuidadosamente calculados, como mi abuelo calculaba la temperatura del agua para engañar a los caracoles. En política, el ciudadano puede ser ese caracol que, sumido en su rutina, no percibe el cambio hasta que es irreversible.

¿La solución? Cuestionar, estar atentos al entorno y no aceptar las cosas tal como nos las presentan. Porque, al final, evitar que nos “cuezan a fuego lento” es una responsabilidad colectiva.