La falacia de autoridad (o argumento ad verecundiam) ocurre cuando se apela al prestigio, cargo o fama de una persona en lugar de ofrecer razones válidas o pruebas para sostener una afirmación. Es un tipo de falacia lógica que da por hecho que una afirmación es verdadera porque la dice una figura de autoridad, sin evaluar la veracidad o fundamento de dicha afirmación.

Características de la falacia de autoridad

Esta falacia se manifiesta de dos maneras principales:

  1. Apelar a una autoridad no competente: cuando se usa el testimonio de una persona experta en un campo irrelevante para la discusión.
  2. Presuponer que toda autoridad siempre tiene la razón: asumir que porque alguien tiene un cargo o título importante, todo lo que dice es correcto, sin cuestionar o verificar.

Ejemplos recientes en política española

A lo largo de los últimos años, diversos diputados en España han caído en este tipo de falacia en debates parlamentarios o declaraciones públicas.

  1. Ejemplo de falacia en torno a temas sanitarios: Durante la pandemia de COVID-19, algunos políticos han citado a «autoridades» fuera del campo científico, como personajes públicos o incluso artistas, para respaldar opiniones sobre la gestión de la crisis sanitaria. El diputado Santiago Abascal, líder de VOX, en algunos momentos utilizó frases de médicos no reconocidos en el campo epidemiológico para criticar las medidas de confinamiento, apelando a la autoridad de una profesión, pero no de expertos en virología.
  2. Falacia de autoridad sobre el cambio climático: En 2019, en un debate sobre la crisis climática, varios diputados del partido VOX citaban a científicos o estudiosos escépticos del cambio climático, ignorando el consenso abrumador entre la comunidad científica sobre la responsabilidad humana en el calentamiento global. Al apelar a unas pocas voces minoritarias, lo hicieron bajo la premisa de que, al ser «científicos», sus afirmaciones eran válidas, sin considerar la relevancia de sus campos o el respaldo que tenían dentro de la comunidad científica.
  3. Casos de corrupción y justificación política: Durante el juicio por la trama Gürtel, algunos políticos del Partido Popular apelaron a la «honorabilidad» de altos cargos dentro del partido para desacreditar pruebas. En estos casos, se apelaba a la autoridad o trayectoria de ciertos líderes para desestimar la validez de acusaciones de corrupción, sin examinar las pruebas objetivas presentadas.

Ejemplo internacional: el caso de «Climategate»

Fuera de España, uno de los casos más conocidos de falacia de autoridad ocurrió en el llamado «Climategate» en 2009, cuando varios emails filtrados entre científicos del clima fueron malinterpretados y utilizados por políticos y medios para desacreditar el cambio climático. Se citaban ciertos pasajes fuera de contexto de correos electrónicos de investigadores como pruebas de que el cambio climático era un fraude, apelando a la «autoridad» de esos correos para invalidar un consenso científico mucho más amplio.

Conclusión

La falacia de autoridad es común en el debate político, donde se tiende a justificar afirmaciones sin fundamento sólido recurriendo a figuras reconocidas, sin que estas aporten pruebas válidas. Es importante que, como ciudadanos, desarrollemos una actitud crítica hacia este tipo de argumentos y busquemos datos y pruebas en lugar de confiar únicamente en la posición o reputación de quien habla.